Los niños y niñas con 1 y 2 años comienzan a sentir sus primeros miedos, y esto es completamente normal. Te enseñamos a cómo actuar ante los miedos infantiles.
Sentir miedo es algo natural, es un proceso adaptativo que nos pone alerta ante potenciales peligros. Por tanto, sentir miedo no es algo negativo, y se da en todas las personas a partir de los 6 meses de edad.
Evolución del miedo infantil en los dos primeros años de vida
Los miedos en la infancia van evolucionando, y es importante comprenderlos para poder brindar a los peques nuestra ayuda a superarlos. Los bebés hasta los 6 meses realmente no sienten el miedo como tal, pero de ahí en adelante comenzarán a sentir los primeros temores. El más común es a la separación de la figura de apego (que normalmente son los papás), ante la cual podrán sentir angustia. Este miedo al abandono o a la separación se intensifica entre el primer año y hasta aproximadamente los 2 años y medio.
También hay que tener en cuenta que, a partir de los 8 meses, los bebés comienzan a diferenciar a los extraños de los conocidos, lo que puede incrementar ese miedo a la separación. Durante la primera infancia (de 0 a 3 años) también comenzarán a aparecer los primeros miedos a estímulos externos, como los ruidos, los animales, la oscuridad…
Con la evolución del desarrollo cognitivo de los niños también aparecen nuevos miedos, sobre todo cuando van desarrollando su imaginación e incorporan pensamientos como los fantasmas, los monstruos…
Cómo actuar ante los miedos infantiles
Pero, ¿cómo actuar ante los miedos infantiles? Como hemos comentado, es un proceso natural y símbolo de que nuestro peque está evolucionando, pero eso no quiere decir que no haya que trabajar en los miedos. Sobre todo, porque hay que evitar que se conviertan en fobias y les provoquen demasiada ansiedad. Por eso, hay que aprovechar para convertir el miedo en un aprendizaje.
Cómo actuar ante los distintos tipos de miedos infantiles
En general, la forma de actuar ante los miedos infantiles es transmitiendo seguridad y confianza, y hablando de ello con los peques sin juzgarlos y sin quitarle importancia al miedo, pero desmitificando los temores que asocia a ello, sobre todo cuando son miedos a cosas que no son un peligro real.
- Miedo a lo desconocido: uno de los miedos más comunes. Este miedo se supera mediante el acompañamiento, tranquilizando al niño y explicándole lo desconocido. Si, por ejemplo, tiene miedo a las tormentas, explicarles por qué suceden y de dónde vienen los truenos para que deje de ser algo desconocido.
- Condicionamiento ante una experiencia negativa: si un niño se cae con los patines y se hace daño, puede desarrollar un miedo hacia el patinaje. Una forma de superarlo es animarlo a hacer algo llevando a cabo precauciones para evitar de nuevo la experiencia negativa, pero nunca obligarlo a hacer algo que le da miedo.
- Información negativa. Si los adultos tenemos miedo, por ejemplo, a que un niño corra porque puede caerse y se lo comunicamos constantemente, posiblemente el niño acabe teniendo ese miedo por aprendizaje directo. Para que no tengan miedos no justificados, debemos explicarles tranquilamente los peligros para que estén alerta y cómo afrontar las situaciones.
- Temor a la oscuridad. A través de la vista recibimos mucha información de lo que pasa, y la oscuridad nos priva de eso. Generalmente el miedo a la oscuridad se incrementa cuando desarrollan su imaginación, ya que pueden imaginar cosas que realmente no están ahí. Un truco para desmitificar que la oscuridad da miedo es jugar con la oscuridad, por ejemplo, con las sombras chinas. También es bueno hacer una transición antes de dormir en la que leamos un cuento con luz tenue y pasemos tiempo con ellos antes de dejarlos solos en la oscuridad.
Si crees que tu hijo tiene un miedo muy fuerte a algo y está desarrollando una fobia que puede condicionarlo, quizá puedas pedir ayuda a un psicólogo para mejorar la situación.
