viernes, abril 26, 2024

La resolución de conflictos en la etapa de educación infantil 

Los conflictos aparecen desde que una persona comienza a interactuar con otros, ya que es normal que haya desacuerdos. Por eso, ya desde la etapa de educación infantil se puede enseñar a resolver conflictos. 

El problema de los conflictos es que despiertan emociones intensas en las personas que se ven involucradas, y por eso generalmente nos cuesta controlarlos. Pero con estas herramientas, será más sencillo enseñar a los peques a resolver conflictos cotidianos. 

Cómo evitar los conflictos en la medida de lo posible 

Podemos llevar a cabo acciones preventivas para evitar que sucedan conflictos habituales, lo que va a mejorar la comprensión de las normas de convivencia. Algunas de estas medidas para evitar la aparición de conflictos son: 

  • Establecer normas claras y fáciles de convivencia y asegurarse de que todo el mundo las conoce. 
  • Facilitar un ambiente estructurado, cómodo y seguro. 
  • Promover la autonomía personal de los niños. 
  • Proporcionar herramientas de comunicación para que puedan expresar qué les pasa y cómo se sienten.  
  • Trabajar la empatía en la medida de sus capacidades. 
  • Enseñar mediante el refuerzo positivo, no a través del castigo. 
  • Prevenir situaciones que pueden desembocar en conflicto y poner medidas de contención previas, a poder ser mediante el diálogo y hablando de cómo se siente cada parte. 

Cómo resolver un conflicto en la etapa de educación infantil 

Los conflictos en los niños de 3 a 5 años pueden suceder entre iguales, con los hermanos, con los padres… y cada uno de ellos es diferente, pero al final debe resolverse de forma parecida: reestructurando la situación, hablando, negociando y reparando el daño causado o compensando a la persona afectada. Generalmente la mejor forma de arreglar el conflicto es mediante estos 4 pasos: 

  1. Parar y recuperar la tranquilidad. Mientras las personas involucradas estén alteradas, es difícil arreglar nada. En caso de que el conflicto se dé entre el niño y un adulto (por ejemplo, si tiene una rabieta), es conveniente que el adulto mantenga la calma en todo momento. Puedes saber más en el artículo “Cómo calmar las rabietas”. 
  1. Identificar cuál es el problema. No se puede resolver algo si no conocemos realmente la raíz del conflicto. Si, por ejemplo, un niño pega a su hermano, seguramente haya pasado algo que ha desencadenado la acción. Debemos averiguar qué pasa para poder intervenir, y para ello podemos utilizar la observación y preguntar a los implicados. 
  1. Generar un ambiente para proponer las soluciones. Los niños y niñas tienen que aprender a proponer las soluciones, por eso es importante dejar que sean ellos los que primero digan cómo se podría solucionar. Les podemos guiar y asesorar, haciéndoles ver el daño que se ha causado y cómo se ha sentido cada uno. Se pueden valorar varias soluciones hasta alcanzar la más adecuada, que generalmente debe reparar el daño causado de algún modo y debe dejar un aprendizaje, quizá con una nueva norma de convivencia que regule futuros conflictos similares. 
  1. Poner en práctica la solución y reflexionar sobre lo que ha pasado. Siempre debe hablarse de las emociones (es necesario potenciar el reconocimiento emocional y otorgarles las herramientas para una adecuada gestión emocional) a expresarse emocionalmente)que se sienten y dar herramientas para gestionarlas mejor. 

Descubre en este artículo las 5 habilidades que debes enseñar a tu hijo antes de los 6 años. 

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