El ejemplo es una de las herramientas más poderosas en educación, porque los niños aprenden sobre todo por imitación. En muchas ocasiones vale más una acción que mil palabras.
Los niños son un espejo de muchas de las cosas que hacemos y somos. Cuando nos damos cuenta de esto, sentimos una gran responsabilidad sobre nuestros hombros, porque no somos perfectos y no queremos que nuestros peques repitan nuestros malos hábitos. Pero no te preocupes, porque esto en realidad es una oportunidad para mejorar nosotros y hacer que nuestros hijos tengan el mejor de los ejemplos.
Nadie es perfecto, pero podemos dar lo mejor de nosotros
Si queremos que nuestros hijos ordenen los juguetes después de utilizarlos, decírselo puede funcionar. Hacer un hábito del momento de recoger también. Jugar mientras guardamos también. Pero lo que terminará de ser clave es que nosotros también seamos ordenados.
Pero claro, cuando trabajas, cuidas, sacas adelante una casa y tienes una mínima vida social muchas veces es imposible llegar a todo. ¡No pasa nada! No tenemos que ser perfectos, solo prestar atención a las cosas que decimos y a las que realmente hacemos para intentar dar el mejor ejemplo posible.
La comunicación también es una cuestión de ejemplo
Los niños observan mucho nuestra forma de organizar la realidad, nuestra forma de socializar y nuestra forma de hablar. Con 1 y 2 años esto es muy importante, porque están empezando a decir sus primeras palabras, comenzando a ampliar su vocabulario. Hablarles mucho, leerles cuentos y cuidar nuestro lenguaje es clave en esta etapa. Y no solo se trata de las palabras: también del tono, del volumen y del mensaje.
El ejemplo en la resolución de problemas
Los niños también prestan mucha atención a nuestra forma de resolver problemas. A afrontar las crisis también se aprende con el ejemplo, así que, si ante un conflicto gritamos, no verán motivos para no hacerlo ellos. Recuerda que, hablando, con respeto y con cariño es como mejor nos entendemos. Y que a pedir perdón también se aprende gracias al ejemplo.
Cómo utilizar el ejemplo en educación
El ejemplo se puede utilizar de forma pasiva y de forma consciente.
- De forma pasiva es cuando nuestras acciones diarias impactan en nuestros hijos y les sirven de ejemplo. En esta forma de ejemplo realmente no nos estamos dirigiendo a ellos: solo hacemos nuestra vida, pero nos están observando y aprendiendo de nuestra forma de gestionar las cosas.
- De forma consciente o activa, que es cuando les mostramos algo para que lo repitan. Por ejemplo, cuando nos lavamos los dientes con ellos para que aprendan. O cuando nos sentamos a leer para que ellos también lean con nosotros.
Utilizar el ejemplo consciente es sencillo, pero eso debe ir acompañado de un ejemplo pasivo cuidado. Los niños siempre están escuchando y observando (incluso cuando hablamos sobre ellos con otros adultos estando ellos presentes). Por eso, debemos poner cuidado en esas cosas que no queremos transmitirles de forma involuntaria.
