En la adolescencia se comienzan a experimentar sentimientos nuevos e intensos, entre ellos el primer amor romántico. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos en esa nueva etapa?
El amor nos acompaña a lo largo de nuestra vida desde que somos pequeños, y no solo lo tenemos alrededor, sino que es una temática recurrente en las historias de ficción que leemos o vemos en las películas. Pero, a pesar de ser algo muy importante, la llegada del primer amor (romántico) suele ser un momento confuso, de emociones intensas que generalmente no se saben gestionar.
¿Qué podemos hacer cuando llega el primer amor de nuestros hijos, ese que nunca se olvida? Lo más importante es escuchar a nuestros hijos sin juzgarlos, acompañándolos y manteniendo siempre un diálogo con ellos.
Hablar de los mitos del amor romántico con los adolescentes
Una de las claves que podemos ir trabajando con los adolescentes es a desmentir los mitos del amor, como son:
- El mito de la unidad. Esto es pensar que tienen que hacer absolutamente todo juntos. Debemos hacer ver a los adolescentes que es importante que cultiven sus aficiones, cuiden a sus amigos y, en definitiva, tengan una vida individual plena (que puede complementarse con su pareja, pero siempre para sumar).
- El mito de los celos: los celos aparecen cuando no existe la confianza, no se establecen los términos de la relación ni se respeta la libertad del otro. Pero generalmente los celos se entienden como una muestra de amor. Es importante que los adolescentes sepan que los celos solo son la muestra de la inseguridad y la baja autoestima, y que no son algo positivo.
- El mito de la omnipotencia: o lo que es lo mismo “el amor todo lo puede”. Idealizar el amor de pareja puede hacer que los adolescentes pasen por situaciones de abuso o tóxicas, o luchen por una relación que les está haciendo mal, dejando de lado el respeto, la confianza y olvidando sus propias necesidades.
- El mito de la media naranja: básicamente, la idea de que solo hay una persona indicada para cada uno, y que si esa persona es la única que puede completarte. La manera de desmentir este mito es trabajando en la autoestima y en la idea de que el amor no te completa como persona, sino que debe ser un complemento a una vida que, individual, ya era feliz.
Existen muchos otros mitos que les pueden llevar a relaciones poco sanas, como el de que el enamoramiento va a durar siempre o el de que los polos opuestos se atraen.
¿Cómo ayudar a nuestros hijos a establecer relaciones sanas con sus iguales?
Sobre todo trabajando mucho en reforzar su autoestima, animándoles a tener una vida individual saludable y activa y manteniendo por encima de todas las cosas el respeto y la confianza. Y por supuesto, reforzando la comunicación, tanto con la familia, como con los amigos como en las potenciales relaciones románticas que puedan tener.
Además es importante transmitir el mensaje de que el amor romántico o de pareja está muy bien, pero que nunca hay que descuidar a los otros amores de su vida (amigos, familia…).