La mayoría de Redes Sociales no permiten el acceso a menores de 13 años, pero ya desde la infancia podemos dar herramientas a nuestros hijos para prepararlos y protegerlos.
Y es que las Redes Sociales no son más que una extensión de la vida real. Son una forma de establecer vínculos con los iguales, de divertirse, de informarse y de dar opiniones. E igual que en la vida real, hay peligros de los que protegerse y hay que aprender a desenvolverse adecuadamente.
Diferenciar la información verídica
En Internet hay una gran cantidad de información circulando, y uno de los primeros aprendizajes debe ser diferenciar la información que proviene de fuentes fiables de aquella falsa.
Evitar la idealización
Las Redes Sociales solo muestran una parte de la realidad, y sobre todo los más jóvenes tienden a compararse con otras vidas aparentemente perfectas. Podemos desmitificar esa idealización y ayudarles a construir una vida feliz al margen de las apariencias.
Establecer redes de confianza
Las Redes Sociales tienen como fin conectar con otras personas, pero hay que hacerlo estableciendo redes de confianza (igual que en la vida analógica).
Atesorar la privacidad
Hay que hablar a nuestros hijos sobre su identidad y su huella digital, así como de la importancia de no proporcionar información privada a desconocidos (incluyendo fotos). Además, hay que aprender a bloquear y restringir para mantener un espacio seguro.
Fomentar la responsabilidad individual
Uno de los grandes problemas actuales de las redes es el ciberacoso derivado del anonimato que dan las redes. Hay que educar en la responsabilidad individual para crear un mundo digital más amable.
Limitar el tiempo de uso
Hay que recordar que somos ejemplo, y que si estamos siempre con el móvil los más peques aprenderán de ese hábito. No hay que prohibir el uso de Internet, pero sí limitar el tiempo de uso.