martes, abril 22, 2025
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Cómo ayudar a los niños que tienen miedo al agua

Hay muchos bebés y niños que desarrollan miedo al agua. ¿Quieres saber cómo ayudarles a superarlo?

Los bebés nacen con el reflejo innato de cerrar la glotis cuando se les sumerge bajo el agua. Pero ese reflejo de apnea se va perdiendo con el paso de los meses, y cuanto más crecen más les cuesta adaptarse al medio acuático.

En realidad, el miedo al agua es muy común en bebés y niños. Es un entorno en el que no se sienten seguros, y que normalmente resulta estresante: el agua está fría, no saben dónde pisan o no ven el fondo, hay más personas alrededor haciendo ruido…

Miedo repentino a bañarse en la playa o la piscina

Es posible que tu peque el verano pasado se bañara tranquilamente en la piscina, y de pronto este año no quiera saber nada del agua. Pero, ¿qué ha pasado?

Puede que simplemente esté tomando conciencia de que no conoce ese entorno y por eso le tenga miedo. O puede que haya vivido una experiencia que lo haya asustado (ya sea propia, que la haya visto en otros niños o simplemente que lo haya interpretado después de leer un cuento o ver un capítulo de dibujos animados) y haya cambiado su percepción sobre el agua.

En todos los casos, es conveniente afrontar ese miedo y darle la importancia que para el niño tiene.

Paso a paso para que tu hijo pierda el miedo a bañarse en verano

Lo primero, como decíamos, es validar la emoción de tu peque y comprender su miedo. Intenta no restarle importancia (“eso es una tontería, mira, si no pasa nada”), porque entonces puede sentirse mal. Puedes decirle que no está solo, que lo acompañas siempre y que no hay prisa, que puede probar solo si quiere y acompañarle en cada paso. Enfrenta la situación poco a poco para que el miedo no permanezca a largo plazo.

Y sobre todo no hay que presionarlo. Lo más importante es que tiene que ser divertido. Para ello, en la piscina o la playa hay que pasárselo bien y jugar. Normaliza la situación y quítale importancia.

  • Juegos con agua. Podéis comenzar con algo fácil, como los globos de agua, la manguera del jardín o una regadera.
  • Piscina pequeña que no cubre. Las piscinas pequeñas son la mejor manera para que comience a ver la parte divertida de estar a remojo en un contexto lúdico.
  • Ser modelos a seguir. Si el niño ve cómo disfrutamos en la piscina, lo bien que nos lo pasamos, poco a poco querrá acompañarnos.
  • Establecer pautas sobre cómo debe jugar y nadar. Darles información puede ayudarlos a perder el miedo.
  • Las primeras veces, llevarlos en brazos en un momento tranquilo. Evita aglomeraciones, busca un momento en el que se sienta relajado.
  • Llevar elementos de seguridad para que se sienta protegido. Manguitos, flotadores, churros…

Recuerda que es el propio niño el que debe superar el miedo poco a poco, cuando esté preparado.

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