miércoles, abril 24, 2024

Educación afectivo sexual en la adolescencia

La educación afectivo-sexual tiene como fin ayudar a los adolescentes a construir relaciones sanas, a desmontar estereotipos, a quererse mejor y a evitar riesgos.

Normalmente la educación sexual en la adolescencia se centra siempre en los riesgos y en la prevención de enfermedades o embarazos no deseados, pero tenemos la oportunidad de ir un paso más allá y ofrecer una educación afectivo-sexual que también contemple el autocuidado físico y mental, no solo la ausencia de enfermedad.

Del afecto a la sexualidad: el paso a paso en la adolescencia

Según la OMS, la sexualidad es en los seres humanos una dimensión vital, y tiene relación con lo biológico, lo psicológico y lo social. Además, hablamos de educación afectivo-sexual (y no solo de educación sexual) porque también trata el afecto y la intimidad a todos los niveles.

Y es que el afecto es una parte muy importante que debe ser tratada con los adolescentes. Es la base de todas las relaciones, tanto familiares, como de amistad, como de confianza. El afecto será lo que haga que cuidemos de los demás y de nosotros mismos como base de toda relación.

Vínculos sanos, la base de la educación afectiva

Hay que recordar que para los adolescentes este es un momento de dudas y cambios, y deben saber que sentirse perdido o inseguro es normal. Podemos darles herramientas para que sepan si están construyendo vínculos seguros, tanto de amistad como de intimidad.

Para construir vínculos sanos las relaciones deben ser:

  • Conscientes, saber lo que se está haciendo.
  • Recíprocas y correspondidas.
  • Libres, nunca se puede sentir que hay que forzarlas. La decisión de los ritmos nunca puede ser impuesta.
  • Un espacio seguro. Tener la confianza de que en esa relación no te puede pasar nada malo.
  • Pausadas. Las relaciones llevan tiempo para conocerse y establecer vínculos.

Cómo educar a los adolescentes en la dimensión afectivo-sexual

Los adolescentes irán descubriendo poco a poco sus gustos e intereses en la construcción de la dimensión afectivo-sexual. En esa toma de decisiones se verán altamente influidos por sus iguales y por el contexto sociocultural, y todo ello será crucial para desarrollar una vida afectivo-sexual saludable.

Aunque muchas veces este tema nos pueda parecer tabú, realmente es necesario que hablemos de ello (y, sobre todo, que los escuchemos), ya que dentro de los múltiples cambios que se producen en la adolescencia está la madurez reproductiva y tienen que estar preparados para enfrentarse a ello de una forma saludable.

Los 3 aprendizajes más importantes en los que debemos centrar la educación afectivo-sexual de los adolescentes son:

  1. Enseñar la diferencia entre relaciones sanas y tóxicas (aquellas que no tienen en cuenta el afecto ni el respeto por el otro ni por uno mismo).
  2. Fomentar el autocuidado para que puedan reconocer sus sensaciones y emociones. Enseñarles a poner límites. Anteponer su salud mental y física por delante de todo.
  3. Construir una red de afectividad sana a la que puedan acudir siempre que lo necesiten. Sabemos que los adolescentes tejerán esa red en torno a sus iguales, pero desde las familias debemos intentar formar parte de ella y brindarles nuestro apoyo y espacios de comunicación para que sepan que pueden contar con nosotros.
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